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Autobiografía del Mapuche Paskwal Koña [md-es]: corpus bilingüe mapudüngun-castellano alineado. "Documentación".
Para consultar los corpus, acceda a IECMap (Interfaz de Explotación de Corpus del Mapudüngun). Se requiere usuario y contraseña, pueden solicitarse siguiendo las instrucciones en el sitio web.

Cambios en düngupeyüm

Desde julio de 2023 nuestro analizador morfológico viene siendo modificado. Por una parte se están adaptando etiquetas debido al renombramiento de algunos sufijos y otros elementos del mapudüngun. Por otra, el sistema puede presentar cambios en lo que se refiere a los análisis, ya que puede variar la interpretación de la formación de temas verbales. Todos estos cambios, o los que lo ameriten, serán publicados en artículos que los justifiquen desde un punto de vista teórico-lingüístico.

L'a ñi llallituwün mongelechi che mapu mew (epuchi) (Una Visita de los Difuntos al Mundo de los Vivientes (segundo))

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  • L'a ñi llallituwün mongelechi che mapu mew (epuchi) (Una Visita de los Difuntos al Mundo de los Vivientes (segundo))

El segundo epeo presentado, coincide con el primero en el carácter nocturno de la vida de los difuntos y en que no hay diferencias per­ceptibles en la apariencia y en el comportamiento de los muertos y de los vivos. Los difuntos deben reposar de día, transformados en pedazos de carbón; hacen vida social, buscan pareja, necesitan alimentarse y ocasionalmente, desean consumir bebidas alcohólicas, que les produ­cen la misma intoxicación que a las personas vivientes. Sin embargo, hay una diferencia cualitativa: el comportamiento de los difuntos no produce efectos visibles en el medio —no están sujetos a las leyes que rigen la materia. Beben chicha, se embriagan y se comportan como ebrios, insultándose y peleando, pero no producen disminución en el contenido de la cántara. Golpean con hachas los postes que sujetan el soberado, pero los postes siguen intactos. En mapuche, esta situación se verbaliza diciendo que actúan rü am "sólo en espíritu".

Todos los sistemas dejan lugar para variaciones en sus manifesta­ ciones formales externas, como las que se aprecian en el siguiente re­lato, narrado por un adulto joven, no identificado, presumiblemente procedente de la costa de la provincia de Cautín, IX Región, a juzgar por la selección de la variante apeo —en vez de epeo, forma normal en el llano central. Es un texto muy fragmentario, posiblemente desgajado de una secuencia narrativa mayor, y presentado en un mapudüngu más bien precario y poco elaborado.

El único elemento realmente diferente en esta variante, es el que en ella los difuntos se transforman en aves {kawkaw, un tipo de gavio­ta, traru, un ave de rapiña, parecida al halcón) y no en carbón. Los componentes profundos son los mismos que aparecieron en los otros dos epeo. Algunas otras variantes se vinculan con el comportamiento del barquero. En el relato de Manwel Longkomil, el barquero pregunta a la mujer la causa exacta de su muerte: chem(m)eo am t'a l'aymi, kura üñapuwe meo kam re üñapuwe meo müten?, "¿de qué has muerto? ¿de veneno de piedra o de veneno corriente no más?", solamente con el objeto de determinar el punto por el cual el alma debe cruzar el río. Si la mujer hubiese muerto de veneno de piedra, la habría cruzado él mismo en su canoa, pero como murió de veneno corriente, la envió a un punto situado aguas abajo. Nótese al pasar, que para los antiguos mapuches, si la muerte no estaba motivada por causas visibles, tales como golpes, heridas, edad avanzada, etc., se debía entonces a acción del veneno provocada por un brujo (kalko). Un veneno excepcional­ mente maligno era el veneno de piedra, concebido como hecho de ras­paduras de piedra, puestas en la comida del afectado. Las raspaduras se alojaban en la vesícula biliar, produciendo la muerte al año, sin que hubiese remedio capaz de contrarrestar su acción. En otros epeo, el bar­quero se asegura de que el difunto haya cumplido en vida con el ritual del kopawün, como en el siguiente diálogo:

wampokafe: kopawimi kay?
l'an: kopawün may
barquero: ¿te hiciste el kopawün?
difunto: me hice el kopawün, ciertamente

Quien no se ha hecho el kopawün no ingresa en el país de los difuntos, sino que queda en el mundo de los vivientes, vagando por las noches, en eterno sufrimiento.

Para resumir, los epeo de difuntos presentados aquí revelan una concepción de la muerte como una segunda vida, que tiene algunos atributos propios, como el de ser nocturna, ser eterna —en el senti­do de que no está seguida por una tercera vida, y ser etérea —en el sentido de que no tiene repercusiones en el mundo material.

El locus de los difuntos es un lugar natural, delimitado, pero no dis­continuo del locus de los vivos. El tránsito entre ambos mundos es posi­ble, lo que permite la interacción entre los habitantes de ambos mundos.

Vivos y difuntos tienen la misma apariencia física y el mismo comportamiento. Sólo la nocturnidad y la etereidad diferencian el comportamiento difunto del comportamiento viviente.

La muerte mapuche no produce nuestra destructiva disociación entre el alma y el cuerpo y, en consecuencia, no es una discontinuidad de la vida, sino más bien un cambio en algunos aspectos —relativa­mente superficiales— del vivir.

— Adalberto Salas. El Mapuche o Araucano. Fonología, gramática y antología de cuentos. (1992: 265-266, 267-268)

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