El mismo patrón que prescribe el triunfo del débil sobre el fuerte, puede apreciarse en el siguiente epeo, narrado por Maria Melifilo, de unos 70-75 años, de Longkoche Pülom, Tremüko, IX Región, a Nelly Ramos y Arturo Hernández. En este cuento, el ngürü interactúa con una perdiz macho (sillo). Para los efectos de la comprensión del texto, es mejor evitar la palabra castellana "perdiz", de género femenino, y recurrir a la voz mapuche, asignándole el género masculino el sillo. El zorro y el sillo son primos paralelos paternos: el padre del zorro y el padre del sillo son hermanos entre sí. En consecuencia, el zorro y el sillo pertenecen al mismo (patri)linaje, pero están situados en familias individuales diferentes. Para este parentesco Maria utiliza, siguiendo una práctica muy usual hoy, el hispanismo pürimo (del castellano "primo"), en vez de la voz tradicional peñi, en la que no hay distinción entre familia inmediata y (patri)linaje: significa "hermano" y "primo por el hermano del padre".
En la nomenclatura tradicional de parentesco, un hombre llama peñi a su hermano y al hijo del hermano de su padre, es decir, no distingue terminológicamente entre hermano y primo paralelo paterno. Tampoco distingue entre hermana y prima paralela paterna: llama a ambas lamngen o deya. Las mujeres hacen todavía menos distinciones: llaman lamngen a sus hermanos, a sus hermanas y a los hijos e hijas del hermano de su padre. Esto muestra que en el mismo piso generacional no hay distinción entre (patri)linaje y familia individual. El uso del hispanismo pürimo puede explicarse en términos de la necesidad moderna de distinguir, según el patrón hispánico, los parentescos en la familia individual {peñi "hermano") de los parentescos que ocurren en el linaje {pürimo "primo"), lo que es explicable en vista de que en la sociedad mapuche actual, el núcleo básico de la organización social es la familia individual, no el (patri)linaje.
En la estructura tradicional, el hombre utilizaba la misma palabra, ñuke, para referirse a su madre, a la hermana de su madre y a la hija del hermano de su madre —su prima cruzada materna. Esta última es la pareja ideal para el hombre, lo que significa que, idealmente, cada hombre debe buscar mujer en el mismo linaje donde encontró mujer su padre, de modo que las mujeres que se traen, desde fuera, a un lof, pertenecen a un mismo linaje. Está claro que en el pasado, esta práctica generó lazos de alianza más o menos constantes y permanentes entre distintos lof, que aumentaban la eficiencia productiva de los lof, los interligaban para efectos de defensa y atenuaban las posibilidades de guerra intergrupal. Quedó dicho que la palabra ñuke, o un derivativo, ñukento, se aplicaba también a la hermana de la madre. En el pasado, era frecuente que el padre de ego estuviera casado con dos (o más) mujeres hermanas entre sí, las cuales eran todas ñuke para ego. Por otra parte, si el marido de la hermana de la madre no es chao, es decir, el padre de ego —por operación de la poliginia sororal—, entonces es el malle, hermano del padre de ego. En consecuencia, ñuke indica una relación de alianza, no de parentesco. Son ñuke mujeres de un mismo (patri)linaje, (1) matrimonialmente aliadas con hombres patrilinealmente emparentados con ego en la generación anterior (padre de ego/hermano del padre de ego); y (2) potencialmente/idealmente matrimoniales por ego en su propia generación.
En el uso actual es frecuente que el complejo ñuke se descomponga así: (1) ñuke para la madre de ego; (2) ñukento para la hermana de la madre de ego; y (3) pürima o pürimita para la hija del hermano de la madre de ego.
En el epeo que se presenta a continuación, el zorro utiliza la palabra ñuke en el sentido de hija del hermano de la madre de ego. En el texto ha sido traducida como "prima-novia". Hay que recordar que el zorro y el sillo son primos paralelos paternos. Esto explica el comportamiento más bien errático del sillo para con el zorro: primero colabora con él y después lo ataca. El sillo debe ayudar al zorro porque es su pürimo. La conducta agresiva ha de ser explicada como rivalidad entre cortejantes de la misma mujer, situación que se produce precisamente porque son pürimo: como hombres solteros tienen prescrito el matrimonio con la prima cruzada materna {ñuke "prima-novia"). Para entender la rivalidad, hay que asumir que hay una sola ñuke "prima-novia" disponible, y que por lo tanto, uno de ellos se va a quedar sin la mujer ideal. Esta situación es perfectamente concebible si la madre del zorro y la madre del sillo son hermanas entre sí (es decir, dos hermanas casadas con dos hermanos), y tienen un solo hermano, el que sólo tiene una hija casadera.
La pauta tradicional mapuche de cortejamiento incluye la ejecución de solos de trompe ("birimbao, arpa de los judíos"). El sillo sutura el hocico del zorro hasta darle la forma de un pequeño agujero circular con el cual se puede producir un silbido muy similar al sonido del trompe. Incidentalmente, la onomatopeya con que Maria Melifilo imita el canto de cortejo {piñpiñpiñ, piñpiñpiñ, piñpiñpiñ), es la misma que convencionalmente se utiliza para el sonido del trompe. Cuando el sillo advierte que su intervención ha sido exitosa —el zorro ha quedado cantando muy bien y ahora es un rival serio—, decide destruir su obra: hacer que la sutura se desgarre y que el hocico del zorro vuelva a su tamaño y forma naturales, lo que anula su capacidad de cortejo. Al no poder cantar, el zorro queda fuera de competencia. El sillo estuvo a punto de perder. El triunfo fue suyo solamente porque se dio cuenta a tiempo de que el zorro tenía la posibilidad real de ganar, y pudo tomar medidas oportunas y eficientes para neutralizarlo. En el cuento del zorro y el huillín, el zorro perdió porque no le concedió a su rival ni siquiera la posibilidad remota de ganar.
El sillo intercepta al zorro sobresaltándolo con su grito, hecho que está dentro de la experiencia objetiva de cualquier campesino: quién más quién menos, todos los campesinos han tenido la desagradable vivencia de haber sido sobresaltados por el vuelo rasante y los gritos agudos de la perdiz. El desenlace de este epeo es perfectamente verosímil por estar basado en hechos objetivos de la conducta animal real.
Algunas versiones concluyen con una coda en la que la peculiar conducta fonatoria del zorro, se explica como consecuencia de haber quedado para siempre atorado con las plumas del sillo:
Fey piam t'a ngürü kiñeke meo miyawi pun', pepiwangkülay, wak, piyawi müten, pülngilelu reke.
Femngechi fey ta miyawi ta piyawtuy.
Entonces se dice que el zorro anda a veces de noche, no puede ladrar; "guak" anda diciendo nada más, como estando atorado.
Así de esta manera entonces anda, anda diciendo después de eso.
El texto de Maria Melifilo tiene un rasgo gramatical sorprendente: las interacciones entre primera persona singular agente y segunda per sona singular paciente (del tipo "yo te veo"), están estructuradas según la pauta normal en mapuche central, con terminación -eyu, como en 8. ñidefeleyu, "yo te coseré eso", 26. ngüeñamawpetulaeyu, "yo te voy a hacer ahora una trampa"; lloftuaeyu, "yo te emboscaré". Sin embargo, en 14. aparece ñidefelaeymi "yo te coseré eso" (compárese enunciado 8. ñidefeleyü), siguiendo el pautamiento williche.
En muchas versiones, el conflicto entre el zorro y el sillo (llamado también füdü) se desata porque el zorro no cumple el compromiso de pagarle al sillo por su ayuda.
Feman.
Feymeo fey t'a, fey ñi kulliael nga piwetulay nga ngürü, ... kullirkelaeneo t'a chi weda ngürü, koyl'a am t'ufa, welu kodeafiñ, pirkey nga chi füdü.
"Así (lo) haré" (dijo el zorro).
Entonces ... él pagar ya no quiso más el zorro ... "resulta que no me pagó el maldito zorro ¡mentiroso porque (es) éste, pero lo joderé!" cuentan que dijo el sillo.
Es posible que esta acomodación se deba a que la motivación tradicional haya perdido cristalinidad, como consecuencia de la caída en desuso de las prácticas matrimoniales antiguas: hoy es difícil darse cuenta de que el zorro y el sillo son rivales por pretender las misma mujer; es más "razonable" atribuir el ataque del sillo a enojo por incumplimiento del pago previamente estipulado.
— Adalberto Salas. El Mapuche o Araucano. Fonología, gramática y antología de cuentos. (1992: 298-300, 304-305)